Hola, bienvenidos a este podcast, soy Carmen Rodríguez, y esto es Socialmente2.0.
Hace tiempo hice un curso de gestión del estrés en el trabajo. Recuerdo que lo impartían un matrimonio y aparte de dar la materia obligatoria del curso, hicimos varias relajaciones guiadas.
Con una de ella eché a llorar y os explico porqué, intentaré recordarlo, pero decía algo así como en la poesía que hoy traigo:" iba por un camino en el campo y encontraba una casa, entraba en ella y veía un bebé, lo miraba, lo cogía y abrazaba", se suponía que el bebé eras tú de pequeña, le decías como iba a ser tu vida, que no tuviera miedo, que todo iba a ir bien. Se supone que para consolar a tu niño interior.
Otra de las meditaciones que hicimos, te imaginabas que también ibas por el campo y veías un árbol, lo abrazabas, tenías que imaginarte que el árbol te cogía en brazos, y tú te tenías que imaginar qué persona era, te cogía en brazos y te sentías protegida.
Yo me imaginé a mi padre y por eso lloré en esa meditación, porque hace mucho que no está con nosotros y es verdad que recuerdo cómo él me cogía en brazos y pude visualizarlo.
Todo esto que os cuento fueron mis primeras incursiones en las meditaciones. Luego le cogí el gustillo y cada noche meditaba antes de dormir.
Después comencé a meditar un poco durante el día, no mucho rato, pero cinco o diez minutos a lo largo del día.
La poesía que os traigo hoy va dedicada a la meditación, a cómo encontrar respuestas adecuadas a nosotros, a cada uno de nosotros en nuestra vida. A poder ver más allá, relajar la mente, de todo el ruido diario, de las redes sociales, noticias, trabajo...
Hacer un reseteo diario, viene bien, si lo haces con asiduidad te darás cuenta de los beneficios que tiene, por lo visto, yo no soy una experta, hay estudios que dicen que se crean nuevas redes neuronales, cuando meditas cinco minutos durante tres meses.
Así que os dejo una poesía que he dedicado a la meditación y se titula "Hoy medito", espero que os guste.
Hoy medito
Hoy medito en mi sillón,
o quizás sentada en la cama,
en la alfombra del pasillo,
o en un cojín de la entrada.
La espalda la pongo recta,
respiro y cierro los ojos,
mi mente guarda silencio,
aunque me dura poco.
Me imagino en un paisaje,
de flores, árboles, ríos...
veo un pájaro que vuela,
veo también un camino.
Sigo el sendero curiosa,
imaginando el destino,
y me encuentro una montaña,
custodiada por un monje,
en una piedra me siento,
y otra vez, respiro.
Este monje que es un sabio,
responde a todas mis dudas,
me aconseja, me ilumina,
con la verdad de mi vida.
Me quedo aquí un ratito,
tranquila, solo respirando,
sintiendo el viento y el sol,
que me están acompañando.
Vuelvo de nuevo a mi casa,
por el camino ya andado,
caminando entre las flores,
disfrutando de este rato.
Llego al riachuelo anterior,
veo el color de la hierba,
el sol me ilumina la cara,
agradecida me siento,
veo las cosas más claras.
Sé que cuando yo quiera,
puedo volver al camino,
que me lleva a la montaña,
y reencontrarme de nuevo,
con el monje, que me habla.
Me dijo que puedo encontrarlo,
solo buscando en la calma,
y pedirle los consejos,
que siempre yo deseaba,
me hubieran dado en mi vida,
y nunca los encontraba,
porque buscaba fuera,
lo que en mi alma
se hallaba.
Carmen Rodríguez
Con este poema me despido, hasta el próximo podcast. Puedes encontrarme en instagram en @social_mente_2.0 o en la página web www.socialmente20.com, un beso muy muy fuerte .
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