sábado, 16 de abril de 2022

Mira si te querré

 Mira si te querré

Mira si te querré, hijo mío de mi alma
que de ahora en adelante, voy a cambiar la manera
la manera de tratarte.
Que con los años que tienes, tú solo puedes cuidarte.

Tienes casa, comida, dinero,
todo lo tienes a tu alcance, 
y no es bueno y no maduras,
¿Qué puedo hacer para ayudarte?

Te levantas a las tres,
comes, te duchas, te vistes,
y vuelves de madrugada,
a saber con quién anduviste.

Ya no conozco a tus amigos, 
hace años, que no los traes,
quizás para que no sepa,
de tu vida, lo que haces.

Todo te di, hasta mi alma
y de nada te sirvió,
mis noches en vela, de nanas,
que te cantaba con emoción.

y no son reproches, ni enojos,
ya me rindo, tú ganaste,
haz lo que quieras con tu vida,
me hago a un lado, para no estorbarte.
Con los años que ya tienes,
 tú solo puedes cuidarte.

No intentes con carantoñas,
tú sabes como ganarme,
y seguir disfrutando de todo,
todo lo que no ganaste.

Mi vida te doy, si hace falta,
pero ya no te daré,
las ventajas de un niñito,
un niñito mal criado,
que no sabe lo que es esforzarse.

Si no trabajas, ni estudias,
¿de qué vas a vivir mañana?
hoy tienes a tu madre,
que te da comida y techo
y ropa limpia toda la semana.

Mira si te querré,
que ya no te doy más paga,
no te pago gasolina,
ni un pantalón de marca.
Solo puedo darte cariño,
un techo, comida, una cama
y oportunidad de que estudies,
para el día de mañana.

Con los años que tú tienes,
yo ya tenía a tu hermana, 
estudiaba oposiciones,
para que no os faltara de nada.

Yo ya me rindo, hijo mío,
haz lo que te venga en gana,
pero no cuentes conmigo,
para bailarte el agua.

Sé un hombre de bien,
estudia, o sino, trabaja,
echa ganas y orgullo,
que inteligencia no te falta.

Que con los años que tú tienes,
puedes cuidarte de sobra,
y no necesitas a nadie,
que te diga, o te haga sombra.

                           Carmen Rodríguez



domingo, 3 de abril de 2022

Hoy medito

  Hola, bienvenidos a este podcast, soy Carmen Rodríguez, y esto es Socialmente2.0.

Hace tiempo hice un curso de gestión del estrés en el trabajo. Recuerdo que lo impartían un matrimonio y aparte de dar la materia obligatoria del curso, hicimos varias relajaciones guiadas. 
Con una de ella eché a llorar y os explico porqué, intentaré recordarlo, pero decía algo así como en la poesía que hoy traigo:" iba por un camino en el  campo y encontraba una casa, entraba en ella y veía un bebé, lo miraba, lo cogía y abrazaba", se suponía que el bebé eras tú de pequeña, le decías como iba a ser tu vida, que no tuviera miedo, que todo iba a ir bien. Se supone que para consolar a tu niño interior.
Otra de las meditaciones que hicimos, te imaginabas  que también ibas por el campo y veías un árbol, lo abrazabas, tenías que imaginarte que el árbol te cogía en brazos, y tú te tenías que imaginar qué persona era, te cogía en brazos y te sentías protegida.
 Yo me imaginé a mi padre y por eso lloré en esa meditación,  porque hace mucho que no está con nosotros y es verdad que recuerdo cómo él me cogía en brazos y pude visualizarlo.
Todo esto que os cuento fueron mis primeras incursiones en las meditaciones. Luego le cogí el gustillo y cada noche meditaba antes de dormir.
Después comencé a meditar un poco durante el día, no mucho rato, pero cinco o diez minutos a lo largo del día.
La poesía que os traigo hoy va dedicada a la meditación, a cómo encontrar respuestas adecuadas a nosotros, a cada uno de nosotros en nuestra vida. A poder ver más allá, relajar la mente, de todo el ruido diario, de las redes sociales, noticias, trabajo...
Hacer un reseteo diario, viene bien, si lo haces con asiduidad te darás cuenta de los beneficios que tiene, por lo visto, yo no soy una experta,   hay estudios que dicen que  se  crean  nuevas redes neuronales, cuando meditas cinco minutos durante tres meses. 

Así que os dejo una poesía que he dedicado a la meditación y se titula "Hoy medito", espero que os guste.

Hoy medito

Hoy medito en mi sillón,
o quizás sentada en la cama,
en la alfombra del pasillo,
o en un cojín de la entrada.

La espalda la pongo recta,
respiro y cierro los ojos,
mi mente guarda silencio,
aunque me dura poco.

Me imagino en un paisaje,
de flores, árboles, ríos...
veo un pájaro que vuela,
veo también un camino.

Sigo el sendero curiosa,
imaginando el destino,
y me encuentro una montaña,
custodiada por un monje,
en una piedra me siento,
y otra vez, respiro.

Este monje que es un sabio,
responde a todas mis dudas,
me aconseja, me ilumina,
con la verdad de mi vida.

Me quedo aquí un ratito,
tranquila, solo respirando,
sintiendo el viento y el sol,
que me están acompañando.

Vuelvo de nuevo a mi casa,
por el camino ya andado,
caminando entre las flores,
disfrutando de este rato.

Llego al riachuelo anterior,
veo el color de la hierba,
el sol me ilumina la cara,
agradecida me siento,
veo las cosas  más claras.

Sé que cuando yo quiera,
puedo volver al camino,
que me lleva a la montaña,
y reencontrarme de nuevo,
con el monje, que me habla.

Me dijo  que puedo encontrarlo, 
solo buscando en la calma, 
y pedirle los consejos,
que siempre yo deseaba,
me hubieran dado en mi vida,
y nunca los encontraba,
porque buscaba fuera, 
lo que en mi alma
se hallaba.

   Carmen Rodríguez


Con este poema me despido, hasta el próximo podcast. Puedes encontrarme  en instagram en @social_mente_2.0 o en la página web www.socialmente20.com,   un beso muy muy fuerte .