Hola, bienvenidos a este podcast, soy Carmen Rodríguez, y esto es Socialmente2.0.
Debido a mi enfermedad, no supe escuchar los avisos de mi cuerpo. Me pedía descanso y yo salí a caminar. Esa es una asignatura pendiente, escuchar a mi cuerpo, saber lo que necesita. Si necesita descanso, descansar. Distinguir cuando está bien y cuando está mal y no forzar las situaciones. Este año me he comprometido a seguir una rutina de meditación, aunque sea de cinco minutos, pero aprender a escucharme.
Aparte del cuerpo, también hay que saber escuchar el alma, los sentimientos. Aunque seas una persona alegre, cuando la vida te da un revolcón en toda regla y te toca la fibra más sensible , que pueden ser tus hijos, o tu pareja, también hay que saber escucharte. Sentir ese dolor y si estás triste, por algún acontecimiento que haya pasado, hay que permitirse estar triste. No pasa nada, no se acaba el mundo, porque un día desconectes de todo.
Permitirse un día, o dos o una semana de dolor, no pasa nada. Pero no más, porque tampoco es conveniente recrearse en el dolor, porque un paréntesis para sentir tu dolor, está bien, pero todo pasa, y hay que afrontar la vida y seguir adelante. Dejar pasar la tristeza por tu cuerpo y que salga de la misma manera que entró. Así lo veo yo al menos.
Permitirse estar triste. Así se llama el poema de esta semana "Me he permitido".
"Me he permitido"
tener un día malo,
dejar mis ánimos, al mínimo,
para ver todo, desde aquí abajo.
Hoy me he permitido,
estoy triste,
¿es pecado acaso,
dejar de ser feliz?
Hoy me permito a mí misma,
ni embadurnarme de cremas,
ni ponerme el antiojeras,
estoy triste.
He llorado, de amargura,
me he permitido estar triste,
tener un día malo.